Eduardo Galeano se lamentaba de la venta del fútbol, «en cuerpo, alma y ropa», a las pantallas chinas.

Y añadía: «Es más importante la publicidad en el pecho que el número en la espalda».

En los 70, apareció en la camiseta del Eintracht-Braunsckweig y, desde entonces, las marcas se han apoderado de todo, incluso de los nombre de los estadios. Han comprado el fútbol, transformándolo en un deporte con un 2% de ganadores y un 98% de perdedores. Ganadores que, curiosamente, defraudan fuera del campo.

Miguel Ángel Ortiz

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